Así se vive la batalla del río Dnipro, considerado como el Vietnam de la guerra de Ucrania

Así se vive la batalla del río Dnipro, considerado como el Vietnam de la guerra de Ucrania

En Nikopol, una pequeña localidad ucraniana situada a orillas del río Dnipro, la vida se ha transformado completamente debido a la ofensiva aérea. Para la residente Olga Dolnik, de 39 años, el concepto de seguridad se ha invertido: el buen tiempo es malo y el malo es bueno. Ella afirma que el sol inspira “miedo”, mientras que las mañanas cubiertas de bruma le permiten abandonar su domicilio. La localidad, que se está convirtiendo en un remedo de la realidad disparatada de Jersón, ha visto un incremento "desaforado" de los ataques con aeronaves no tripuladas.br Olga, que estima que ve “Son decenas a diario” de drones, describe la frustración de no poder llevar una vida normal, añadiendo que "es muy frustrante. Hace meses que no puedo ir al parque donde hacía ejercicio”. La población ha tenido que modificar radicalmente su comportamiento, ya que “es mejor ir andando, ahora los objetivos son los coches”. Esta estrategia de terror se dirige explícitamente contra la población civil, atacando objetivos como gasolineras o el mercado central, donde, según Olga, “asesinaron a una señora hace días”.br El responsable militar de la administración local, Ivan Bazilyuk, confirma que los incidentes con drones se han incrementado “un 50 por ciento” desde principios de noviembre, dejando decenas de heridos y varios muertos. Las autoridades no parecen preparadas para esta ofensiva, habiendo comenzado a cubrir las rutas con redes anti drones solo a finales de noviembre.br Esta violencia es sistemática y parte de las tácticas rusas, ya que “Los drones no se están usando para ataques selectivos contra objetivos militares sino como una herramienta de violencia arbitraria contra los civiles”. Los pilotos de Moscú han designado una franja de 2,5 kilómetros en la ribera derecha como “zona roja” donde “cualquier movimiento es un objetivo legítimo”.br La vida en Nikopol y Jersón se resume en una alerta constante. La población, incluyendo a los servicios de emergencia, es objetivo prioritario. El enfermero Andree Miroshnychenko relató su propia experiencia al sobrevivir a una “cacería” cuando un dron atacó su ambulancia; tuvieron que esconderse “a la carrera en un socavón y cubrirnos con ropa. Todos, la enferma y nosotros”. La cotidianidad se interrumpe de forma abrupta: cuando la neblina se disipa, el detector de drones avisa: “¡Pi, pi, pi, pi!”.


User: EL MUNDO

Views: 255.1K

Uploaded: 2025-12-07

Duration: 00:52