Fueron asegurados por las autoridades migratorias el Estado Mexicano durante los operativos, alguno de ellos pedían dinero a los automovilista, algunos más eran limpiaparabrisas, pero otros eran señalados de cometer acosos.

Decenas de migrantes que permanecían en el albergue del Instituto Nacional de Migración comenzaron a amotinarse tras enterarse de que serían trasladados al sur del país, en donde se les entregaría un permiso de circulación en territorio nacional.

La desesperación derivó en el incendio de colchonetas en la única entrada y salida del albergue, las llamas se salieron de control lo que provocó la intoxicación de algunos migrantes y la muerte de 39 de ellos y 29 heridos. Según el INM, en este espacio se alojaban 68 hombres adultos mayores, en su mayoría provenientes de Centro y Sudamérica.