Mientras que los kurdos recuperan 6 pueblos al noreste de Siria, Kobane sigue siendo centro de las atrocidades del Estado Islámico. Fueron 153 niños, entre 13 y 16 años. Los últimos, liberados en octubre, contaron al observatorio de derechos humanos lo que vivieron. Obligados a ver decapitaciones, y golpeados con cables por 6 meses, tuvieron instrucción religiosa y fueron forzados a rezar 5 veces al día. Una tortura que no se entiende ni se explica. Niños inocentes en medio de una disputa que no les pertenece.