Genio y figura, Tom Jones sigue siendo aquel fornido tigre galés capaz de marcarse hirvientes incursiones en el cancionero popular norteamericano, o de revalorizar gemas del pop de consumo con aderezo dance como “Burning Down The House” (Talking Heads) o “Kiss” (Prince).br br A sus casi 80 años y parapetado tras su media sonrisa socarrona, el viejo galán sigue siendo unbr espléndido entertainer, amén de un vocalista portentoso, capaz de sacar a pasear su rugido sinbr apenas pestañear. Un showman con cientos de muescas en su recámara, que debe todo subr fulgor a su condición de extraordinario intérprete. Conviene disfrutar de él mientras tenga fuelle.