La mú­si­ca sue­na de nue­vo en la casa de Joao Car­los Mar­tins, un acla­ma­do mú­si­co bra­si­le­ño que tuvo que des­pe­dir­se del piano de­bi­do a una en­fer­me­dad y va­rios ac­ci­den­tes: pero aho­ra gra­cias a unos guan­tes es­pe­cia­les sus de­dos son ca­pa­ces de to­car el piano.