La vena puritana de Basil Fawlty sale a relucir cuando una joven pareja que él sospecha que no está casada intenta reservar una habitación doble. Está dispuesto a darles habitaciones en plantas separadas hasta que Sybil interviene. Resulta que la pareja conoce a Polly, pero cuando él la ve salir de su habitación —ella estaba probándose un vestido que su amiga le había traído para la boda a la que iban a asistir—, Basil empieza a pensar que todo el mundo se ha vuelto loco. Lo único que falta es que otra huésped, la señora Peignoir, se emborrache y le haga insinuaciones. Para Manuel, es su cumpleaños y una noche de celebración le pasa factura.