br El violento aterrizaje del helicóptero en una cancha de tenis de Palermo podría haber terminado en una catástrofe de no ser por la pericia y la decisión clave de su piloto. Según pudo confirmarse, ante un crítico "desperfecto técnico" que hizo imposible continuar el vuelo, el experimentado comandante dirigió la aeronave hacia el espacio abierto del complejo deportivo KDT, buscando deliberadamente el único lugar donde un impacto podría minimizar las víctimas: las canchas de polvo de ladrillo, lejos de edificios y la avenida. Esta maniobra de emergencia, ejecutada en segundos, fue crucial para que el aparato, a pesar de quedar completamente destrozado, no se estrellara contra una zona poblada o provocara un incendio. El resultado, calificado como "milagroso" por algunos testigos, fue que los tres ocupantes sobrevivieran y no se produjeran víctimas fatales ni entre las personas que en ese momento practicaban deportes en el lugar. La investigación técnica ahora determinará la causa exacta de la falla, pero el acto del piloto queda como la razón central de que este accidente aéreo no terminara en una verdadera tragedia.